Todos los especialistas en conducta
humana coinciden en resaltar que la autoestima es la columna
vertebral sobre la que se asienta el desarrollo de una persona. No es
vano, por tanto, insistir en su importancia y en lo esencial que
resulta que se contribuya con la educación a fortalecer laautoestima desde la más tierna infancia.
Así,
progenitores y educadores tienen
en sus manos la llave para conseguir
adultos independientes, con un correcto concepto de sí mismos. La
autoestima no es algo inconcreto, muy al contrario, se puede decir
que se asienta sobre seis pilares básicos que se pueden resumir en:
- Tener un claro autoconocimiento. Es inevitable que en la vida se nos presenten conflictos, el éxito es saber resolverlos para lo que es imprescindible saber con que herramientas contamos.
- La autoaceptación juega otro papel clave. Sin aceptarnos tal y como somos, es imposible que seamos capaces de sacar todo el partido a nuestras potencialidades y que controlemos nuestros déficits.
- Pero, además, es necesario que seamos autorresponsables de todos nuestros actos, celebrando los logros y asumiendo los fracasos como una experiencia de aprendizaje.
- La autoafirmación, pero no como una actitud agresiva de “yo frente al mundo”, sino como una apuesta por valerme por mí mismo.
- Sin un firme autopropósito, toda la potencialidad de la autoestima se queda coja, al no existir un objetivo hacia el que enfocarla.
- Finalmente, la autointegridad, esto es, asentar toda nuestra acción sobre un conjunto de valores y principios congruentes y honestos.
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