Entre las características definitorias del ser humano, se
encuentra la de su sociabilidad. Por definición las personas necesitan vivir
junto a otros para desarrollarse plenamente. Y, sin embargo, cada vez son más
los individuos que, en las sociedades modernas, optan por llevar una vida en
soledad. En EEUU, por ejemplo, se cifra en uno de cada cinco el número de
ciudadanos que reconocen estar solos en algún periodo de su vida.
Además del problema individual que el aislamiento representa
para la persona que lo sufre, tiene otras implicaciones más generales que
preocupan a las autoridades y a los especialistas. Uno muy evidente y en ningún
caso menor, es el del espacio disponible, sobre todo en las ciudades. Si las
personas viven de uno en uno, en lugar de agruparse en núcleos familiares, se
tendrían que construir muchas más casas.
Pero, hay otros aspectos preocupantes. Parece demostrado que
las personas solitarias tienen más tendencia a sufrir depresión y otras
enfermedades como cardiopatías, pues su presión sanguínea suele ser más alta.
La soledad y las competencias sociales
Los especialistas se centran en descubrir el origen y
diferencias estructurales que puedan presentar las personas con soledad. Los
avances no son determinantes. Parece que en los últimos años se ha descubierto que
estos individuos tienen un menor desarrollo de una parte del cerebro, en
concreto la que tiene que ver con las recompensas sociales. Lo que se ignora
aún es si es la soledad la que hace que disminuyan las respuestas sociales o,
por el contrario, al tener menor actividad de este tipo, la persona se vuelve
solitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario