Las personas no somos uniformes, ni entes rígidos que reaccionan de la misma forma en todas las circunstancias y entornos.
Son muchos los
factores que afectan a nuestro comportamiento y equilibrio emocional,
matizando nuestras actuaciones.
Así, alguien que en su círculo
familiar y de relaciones sociales es percibido como una persona
segura, puede convertirse en todo lo contrario en su ámbito laboral.
La gravedad del problema hoy en día
Este tema, en concreto, es de los que resultan más preocupantes.
Porque, más en un momento como el actual, no ser capaz de sacar a la
luz todas nuestras capacidades en el trabajo puede tener
consecuencias nefastas si nuestros superiores lo consideran una tara
para el desarrollo de las tareas que se nos encomiendan.
En
principio, es normal que recién incorporados a un nuevo trabajo,
todos sintamos cierta inseguridad al carecer de lazos interpersonales
con los compañeros.
Pero,
si esta circunstancia se cronifica, es el momento de empezar a
analizar las causas. Empezando por valorar si se trata de un
sentimiento objetivo y normal, pues hay argumentos para justificarlo.
Insistimos
en que la inseguridad es una reacción absolutamente normal ante los
cambios y las situaciones novedosas.
Qué hacer cuando la inseguridad es un problema
En
cuanto a qué medidas podemos tomar si consideramos que nuestra
inseguridad empieza a convertirse en un problema, lo más eficaz es
generar una protección que nos ayude a sufrir solo lo justo.
Y, acto seguido, empezar a crear en nosotros pensamientos
positivos que nos sirvan de pilar para asentar nuestra creciente
confianza.
Una
táctica que funciona es la de recordar todas las situaciones en
las que hemos superado obstáculos en el pasado y hemos salido
triunfantes.
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