Sentirse culpable por haber cometido un error cuyas
consecuencias nos afectan a nosotros o a otra persona es un mecanismo natural
de funcionamiento de la psicología humana. Es verda, sin embargo, que el nivel
de autoinculpamiento, su intensidad y duración varía mucho de unas personas a
otras. Hasta llegar a los casos extremos, en los que el individuo prolonga su
actitud de autocastigo de forma excesiva en el tiempo.