Las personas no somos uniformes, ni entes rígidos que reaccionan de la misma forma en todas las circunstancias y entornos.
Son muchos los
factores que afectan a nuestro comportamiento y equilibrio emocional,
matizando nuestras actuaciones.
Así, alguien que en su círculo
familiar y de relaciones sociales es percibido como una persona
segura, puede convertirse en todo lo contrario en su ámbito laboral.