Sentir envidia
es algo natural y común, no hay persona que se haya librado de
experimentarla en algún momento de su vida. Eso no quiere decir que
sea una emoción positiva, muy al contrario su consideración es
absolutamente negativa.
Por eso es tan
grave cuándo se enquista en un individuo, cuando se convierte en una
conducta definitoria de su actuación. Tal es su incidencia en estos
casos que impide el normal desarrollo de la persona,
incapacitada para disfrutar de sus propios éxitos ya que se
corroen por los protagonizados por otros.
Tipos de
envidia
Conviene empezar por señalar que no hay una única forma de envidia.
Ser capaces de diferenciar entre las distintas variantes, nos puede
ayudar a ser conscientes de si las sufrimos o no. En cada caso, la
fórmula para superarla es también distinta en cada caso.
- Por una parte está la envidia hacia nuestra propia pareja. Se trata de personas que basan sus relaciones en el poder y, por tanto, siente que es mejor que el otro miembro de la relación y no entiende que este triunfe. Lo habitual es que la pareja acabe separándose.
- Para evitarlo, debería concebirse la relación como un equipo y no como enemigos.
- La envidia puede focalizarse en los amigos, en cuyo caso, el individuo que está sufriendo constantemente, pues siempre hay alguien a su alrededor que triunfa.
- La solución es aprender a admirar sinceramente a los demás cuando aciertan.
- Finalmente, podemos envidiar a los compañeros de trabajo.
- Para superarla hay que poner el foco de la felicidad no en tener dinero, sino en la aceptación de uno mismo.
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