Ser padre es una tarea en la que hace falta una gran dosis de intuición para saber qué decisión debemos adoptar según la situación que se nos plantee. Nuestra experiencia personal, las de las personas cercanas y la consulta a los profesionales son los puntos de apoyo en los que basar nuestra actitud.
Pero, aunque cada hogar es un mundo, en
los últimos años se ha detectado un incremento de incidencia de lo
que se conoce como síndrome del hijo tirano, un problema más serio
de lo que pudiera parecer. Porque tiene serias consecuencias en la
evolución normal de la personalidad del niño y, también, hace muy
difícil la relación en el seno de la familia y en otros entornos.
Demostrar firmeza y obediencia ayudará a nuestros hijos en su aprendizaje
Las consecuencias de la falta de autoridad
Uno de los fallos más comunes que se
detectan en los progenitores actuales es el de la laxitud y la falta
de autoridad y disciplina respecto a sus hijos. No se trata de volver
a las despreciables fórmulas de antaño, que incluían la violencia,
y desechaban cualquier forma de dialogo y educación razonada.
Pero, es igualmente dañina la falta
absoluta de disciplina que está en el origen de estos menores
propensos al pataleo e incapaces de asumir las directrices de
comportamiento que les indican sus mayores.
La disciplina y la obediencia son los
únicos atributos que pueden evitar que los niños se transformen en
seres egoístas, egocéntricos y faltos de cualquier sentido del
límite a sus actuaciones. La firmeza en nuestras decisiones, pese a
la reacción del niño, es la única fórmula que ofrece resultados
positivos.
No confundir autoridad con abuso de poder
No tendría que hacer falta aclarar lo siguiente, pero lo vamos a hacer ya que aún hoy en día hay padres que intentar mantener el orden en casa a base de gritos, cachetes o prohibiciones que no obedecen a comprensión. Un ejemplo de una de estas prohibiciones el la, más que utilizada, frase "porque lo digo yo", que algunos padres asumen válida para casi cualquier explicación.
La autoridad no significa tiranía, no debemos concienciarles de que deben cambiar de actitud si nosotros presentamos esa actitud, ya que ellos son el reflejo de lo que ven en nosotros.
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