Quedarse sin trabajo es,
desafortunadamente, una realidad que comparte un número insostenible de
personas en nuestro país en estos últimos años.
Las secuelas de estar
desempleado no son solo económicas, como es evidente, también es una situación
que afecta negativamente a nuestro estado emocional y psicológico.
Cada vez son más los
profesionales que alertan del deterioro
psicológico que sufre una persona al perder su empleo, más profundos cuanto
más tiempo se mantenga esa situación.
El más evidente es el estado de invisibilidad
en el que se sumergen. El parado es alguien que no cuenta en las sociedades
modernas, porque es un consumidor muy limitado y, por tanto, deja de ser objeto
de atención preferente de un entorno consumista.
Esto incrementa la sensación de aislamiento,
lo que hace que el parado se vaya alejando progresivamente del resto de
personas, incluido su círculo más íntimo. Como consecuencia deja de pedir ayuda
y apoyo emocional a sus seres queridos, lo que agrava sus problemas y le genera
un círculo vicioso de difícil salida.
Manifestación del deterioro psicológico del desempleado
Además de estos problemas
generales, hay que destacar que en función de las características propias de
cada desempleado, la forma de manifestar sus problemas psicológicos y
emocionales es distinta.
- · Generalmente, los más jóvenes acaban adoptando actitudes más agresivas, con la irritabilidad a flor de piel.
- · En el caso de los parados de más edad, las consecuencias suelen ser más graves porque se genera un estado de frustración que les lleva a cuestionarse toda su trayectoria vital, lo que puede sumirles en una seria y profunda depresión.
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