Hasta no hace mucho la creencia generalizada era la de
considerar que la personalidad era un factor inamovible, que cada individuo
nacía con la suya predeterminada y que no había forma de cambiarla.
Pues bien, todas las investigaciones recientes
sobre el tema de la personalidad parecen marcar una diferencia con esta línea.
De hecho, se ha demostrado que ocurre lo contrario y que se modifica la
personalidad de forma natural a lo largo de la vida y, sobre todo, para
alcanzar un mayor bienestar.
En este sentido se muestran los resultados de los estudios
de la Universidad de Manchester o de la London School of Economist and Political Science. Una investigación realizada sobre una muestra de 7.500
australianos, en la que se valoraban unos aspectos muy concretos de la
personalidad: el neocriticismo, la capacidad de apertura a nuevas experiencias,
cómo de extrovertidos eran y la conciencia. Los resultados ponían de manifiesto
que la personalidad se ajustaba y modificaba para alcanzar un mayor nivel de
bienestar. De hecho, este era un elemento tan determinante como los factores
externos.
Copnclusiones del estudio
Estas conclusiones confirman que la personalidad no solo
puede ir cambiando a lo largo de la vida, sino que es normal que lo haga. Es
una herramienta más de la que dispone el ser humano para intentar alcanzar la
felicidad. Este no es un detalle menor porque puede ayudar a encontrar
mecanismos más asequibles a la persona para mejorar su calidad de vida. E,
incluso, trasladar este concepto a los colectivos para conseguir un cambio que
permita que las sociedades evolucionen.
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