En las sociedades
modernas el estrés se conjura como el causante y la explicación de
casi todos los males de una población que presenta elevados niveles
de problemas emocionales y mentales.
Se trata de un término presente
hasta en las conversaciones más cotidianas, siempre que una persona
intenta explicar que se está atravesando una situación complicada.
Pero, ¿realmente sabemos qué es el estrés?
¿Qué es el estrés?
Habría que empezar señalando que el estrés es un mecanismo natural
del que dispone nuestro organismo para mantenerse alerta. Por tanto,
lejos de ser una anomalía, es un estado anímico natural. Su
objetivo es mantenernos preparados para reaccionar en situaciones de
potencial peligro. Así, al hacer que suba nuestra adrenalina y
tensión arterial, mientras se tensionan nuestros músculos, la
persona está perfectamente preparada para un enfrentamiento o para
salir huyendo.
La faceta negativa del estrés, el estrés crónico
Sin embargo, esta
explicación no puede obviar la faceta negativa que puede llegar a
representar el estrés para un individuo concreto. Pero, solo se
puede considerar un problema cuando el estado de estrés es
permanente, en cuyo caso hablamos de estrés crónico. En los casos
más extremos puede llegar a afectarnos físicamente.
¿Qué causa estrés?
El ritmo de vida
de las sociedades más evolucionadas es un condicionante que
intensifica la sensación de estrés. Demasiadas actividades a un
ritmo vertiginoso hacen que las personas se levanten cada día
sometidas a la dictadura de esos horarios apretados y sin respiro.
Las primeras
señales que nos avisan de este problema son el insomnio, las
palpitaciones cardíacas o la caída de pelo y el dolor
constante de cabeza. Síntomas que nos avisan sobre la necesidad
de recurrir a un terapeuta que nos ayude a resolver nuestro problema
de estrés.
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