Visto lo visto en lo que se refiere al panorama laboral de
nuestro país en los últimos años, no extraña que las empresas, con tantos
aspirantes a su disposición, compliquen cada vez más los procesos de elección de
su persona. Una de las pruebas que se están incorporando de manera generalizada
son los test de personalidad, un obstáculo que genera mucha incertidumbre a
quienes los tienen que hacer.
Sin querer alertar en exceso, lo cierto es que estos test de
personalidad pesan más de lo que pudiera parecer en la decisión final de la
empresa. Los que se usan más comúnmente son los de los institutos SHL o TEA,
por citar dos de los más recurrentes.
En general, tienes que pensar que una persona no se puede
“estudiar” estas pruebas, no se puede practicar para acertar, porque no hay
aciertos y errores en sus respuestas. En principio, porque lo cierto es que hay
determinados rasgos que van a resultar positivos para el responsable de la
selección, frente a otros que serán negativos.
El aspirante si puede familiarizarse con este tipo de test
de personalidad, al menos para garantizarse que no va a cometer errores de
bulto. Estas pruebas tienen una especie de trampas que podrás detectar con
ayuda de un profesional.
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