En las relaciones de pareja no todo es armonía y equilibrio.
Desafortunadamente, hay un alto índice de ellas que presentan diferentes grados
de dominio o dependencia de un miembro sobre el otro. Situaciones que no son
para nada sanas ni aconsejables, por mucho que se trate de parejas que perduran
en el tiempo.
Prototipos de relaciones desequilibradas
Hay dos prototipos de relaciones sentimentales
desequilibradas y perjudiciales que conviene identificar. Se trata de las personas
dependientes emocionalmente y de los casos de codependencia, que son dos
vertientes distintas de un problema similar.
Dependencia emocional
La dependencia emocional implica que un miembro de la pareja
tiene una necesidad excesiva de atención, de ser el objeto del todos los
cuidados. Esto genera una sumisión desorbitada porque se tiene un miedo atroz a
ser abandonado. Por parte del otro miembro se requiere una actitud narcisista y
una personalidad tendente al autoritarismo y al dominio. La conjugación de
ambas perspectivas desemboca en una forma de relación evidentemente negativa,
que no se sustenta en ninguno de los pilares que apuntalan una experiencia
vital compartida reconfortante.
Codependencia
Otra de las patologías más dañinas es la que presentan los
llamados codependientes. En este caso hablamos de quienes siempre eligen a
personas conflictivas como parejas. En especial se inclinan a compartir su vida
con adictos al alcohol o drogas, por ejemplo. Así, lo que hacen es implicarse
en exceso son el comportamiento de su pareja, defendiéndole y disculpando sus
fallos. A cambio, solventan sus problemas de asertividad, pues se sienten
importantes e indispensables para el otro.
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