Una de las actividades y comportamientos que más preocupan a
los padres según se acerca la adolescencia de sus hijos es cómo pueden
controlar o influenciar sobre su sexualidad. Sin duda, nada menos recomendable
que prácticas de antaño como la de prohibir o no dar información sobre temas
sexuales a los jóvenes, pero el extremo opuesto parece que tampoco está dando
los resultados esperados.
Al menos eso se desprende de un reciente estudio publicado
en el Journal of Adolescence, con los
datos de un estudio llevado a cabo en el Medical Research Council de Glasgow.
La encuesta se realizó en 2006 sobre una muestra de más de 5.000 adolescentes y
entre sus conclusiones destaca el dato de la poca influencia que tiene una
actitud positiva y dialogante de los padres en el comportamiento sexual de sus
hijos. De hecho, cuanto menor era el
control de los progenitores sobre la actividad sexual de sus hijos, antes
comenzaban estos sus prácticas, tanto los chicos como las chicas.
Sin duda, esta información viene a poner de manifiesto algo
que, de forma natural, se está percibiendo en los últimos años entre la
población. Esto es, el papel de tutela de los padres no se puede sustituir por
otra figura y es imprescindible para que los adolescentes sean conscientes de
cuáles son los comportamientos adecuados en cada etapa. Un progenitor no debe
reducir su labor a la de un colega o amigo, él debe representar otra función.
Eso no quiere decir que no se deba dar confianza a los hijos en esta u otras
materias, ni que hablar con sinceridad sea malo. Pero, manteniendo
simultáneamente controles sobre la vida de nuestros hijos.
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