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lunes, 14 de abril de 2014

Las verdaderas relaciones entre aburrimiento y salud


Hasta ahora, los especialistas parecían no haber reparado en la trascendencia que se podía ocultar tras la frese “me aburro”. Y eso que, los grandes pensadores de todas las épocas ya habían alertado sobre la incidencia negativa del aburrimiento en el desarrollo de la persona. Desde Voltaire a San Agustín, hay una coincidencia entre la pereza mental y la insatisfacción que lleva, a quienes la sufren, a no evolucionar en su crecimiento personal.

Muerto de aburrimiento

Pero, en lo que inciden los actuales investigadores es en un aspecto aún más grave, esto es, que el aburrimiento puede ser una de las causas que conducen a una muerte prematura. Dicho así puede sonar demasiado fuerte, por eso conviene ser cauto y explicar lo que esconden estas palabras. No se trata de que el aburrimiento lleve inevitablemente al fallecimiento, pero intensifica determinados factores que sí tienen ese poder.

Una persona aburrida no tiene ninguna motivación que le estimule para cuidarse y llevar una vida más saludable. Suelen ser individuos con hábitos tan perjudiciales como el sedentarismo o el tabaquismo, por citar dos ejemplos. Y, mucho menos parecen dispuestos a esforzarse en llevar una alimentación equilibrada o acostumbrarse a practicar alguna actividad física de forma regular.

Y, lo que es aún peor, esa falta de actividad es extensible a lo que tiene que ver con la mente. De forma que se preparan mucho menos para afrontar enfermedades de tipo degenerativo, cuya aparición temprana se ha demostrado que es mayor en las personas que no ejercitan de alguna forma sus diferentes funciones.

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